En el medio del conflicto
desatado por la guerra contra Brasil, el Congreso decide nombrar a Bernardino
Rivadavia presidente de la Argentina, pero antes de que se redactara la
constitución. El sillón que usó mientras fue presidente es un elemento
simbólico asociado a la figura presidencial argentina.
Rivadavia (y su sillón) fue
elegido presidente en 1826, pero debe renunciar al poco tiempo.
Renuncio y se llevo todo…Hasta su
sillón!
Su sucesor, Vicente Fidel López
declaró, una vez que Rivadavia renuncia y se retira de la casa de gobierno:
“hasta la casa de gobierno había quedado desmantelada, estaba reducida a
paredes desnudas y deterioradas” pues resulta que todo el mueblaje, incluido el
del despacho (sillón) presidencial fue traído de Europa, era de propiedad del
señor Rivadavia quien antes de dejar el poder al nuevo gabinete decidió
llevarse todo sabiendo que no iban a tener plata para pagarle por sus servicios
brindados al país."
Bernardino se mudó muy
lejos de su Argentina natal, se instaló en Cádiz (España) con dos de sus
sobrinas. Pero ya viejo, y de seguro sentado en su sillón, hizo
modificar su testamento al ver que estas amables sobrinas que lo cuidaban le
robaban la poca plata que tenia. El 2 de septiembre de 1845 a los 65 años de
edad falleció pidiendo que su cuerpo “no volviera jamás a Buenos Aires“. Sin
embargo no se liberó de nosotros y sus restos fueron repatriados en 1857 y
desde 1932 descansan en el mausoleo levantado en su honor en Plaza Miserere.
Del sillón todavía no se sabe nada.
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